Enseñar En la Escuela Secundaria
lunes, 25 de junio de 2018
domingo, 24 de junio de 2018
Algunas Consideraciones: nos construímos como docentes
ENSEÑAR EN LA ESCUELA SECUNDARIA
"Decálogo de Ideas Centrales" *
1. La docencia no es un punto de llegada sino una construcción.
2. El docente es un estratega. Las estrategias que desarrollamos y delineamos como docentes tienen dos dimensiones: la reflexiva y la de la acción. Ambas dimensiones están presentes en cada una de las fases: pre activa (antes de la clase), interactiva (en la clase), post activa (luego de la clase). (Jackson, 1968).
3. “Las estrategias de enseñanza son el conjunto de decisiones que toma el docente para
orientar la enseñanza con el fin de promover el aprendizaje de sus alumnos. Se trata de
orientaciones generales acerca de cómo enseñar un contenido disciplinar considerando qué queremos que nuestros alumnos comprendan, por qué y para qué”. (Anijovich; Mora. 2009).
4. La enseñanza es una actividad humana, es una relación entre sujetos, en donde “el otro”
cobra un sentido y le da significación a la tarea. Enseñamos a “otros”, a otras subjetividades
que tienen recorridos y trayectos escolares, culturales y familiares diversos, que piensan,
sienten, se preguntan y que además construyen su propia imagen de aprendiz y de
estudiante.
5. El aprendizaje no depende ni se desarrolla sólo por la acción de quienes enseñan, por más eficaces que éstos sean. No hay aprendizaje sin deseo y el enseñante no puede desear por sus alumnos pero sí está a su alcance propiciar situaciones y tareas académicas que ofrezcan sentido para ellos, que los desafíen sin paralizarlos.
6. Si existen diversas maneras de aprender, entonces, existirán diversas maneras de arribar a los objetivos y entonces, seguramente existirán alternativas para ofrecer a los alumnos que tienen ritmos y habilidades diferentes.
7. En el enfoque de las aulas heterogéneas se propicia la diversidad de: propuestas de
actividades para realizar en el aula (simultáneas, optativas, obligatorias etcétera), productos
(presentaciones orales, posters, infografías, murales digitales), recursos y portadores para
la búsqueda de información (libros, revistas, videos, material descartable o dispositivos
tecnológicos, etcétera), espacios para realizar esas actividades (aula, patio, pasillos, salones, bibliotecas escolares, espacios de la comunidad, los hogares de los estudiantes, etcétera), agrupamiento de los alumnos (individualmente, pequeños grupos, pares, etcétera)
8. La exposición constituye una práctica muy difundida entre los docentes desde todos los tiempos. En la exposición dialogada es posible propiciar el aprendizaje significativo en la medida en que intervienen preguntas orientadoras al auditorio, en donde la comunicación es multidireccional: docente-alumnos y alumnos entre sí.
9. Existen diferentes tipos de preguntas: sencillas de comprensión, de orden cognitivo superior, metacognitivas. Saber preguntar es una habilidad del docente y el hacerse preguntas es una habilidad que tenemos que propiciar en nuestros estudiantes.
10. El método de estudio de casos, el método de elaboración o de solución de problemas, el método de proyectos propician el interés y el involucramiento de los estudiantes, facilitan la comprensión de las situaciones al tiempo que propician las habilidades superiores del
pensamiento.
* Calderón, Laura (2017). Clase Nro. 8: Hacia la construcción del trabajo integrador.
Buenos Aires: Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.
Reflexión Académica en Diseño y Comunicación Nº VII
Anijovich, Rebeca; Mora, Silvia
Reflexión Académica en Diseño y Comunicación Nº VII *

ISSN: 1668-1673
XIV Jornadas de Reflexión Académica en Diseño y Comunicación 2006:"Experimentación, Innovación, Creación. Aportes en la enseñanza del Diseño y la Comunicación"
Año VII, Vol. 7, Febrero 2006, Buenos Aires, Argentina | 272 páginasVer todos los libros de la publicación

Escuchamos a través de los años expresiones de los docentes preocupados por la creatividad en sus clases pensando que allí está la respuesta a lo que describen como alumnos apáticos/ indiferentes, que nada les interesa o todo le da igual. ¿Será creatividad a lo que nos estamos refiriendo? ¿Se trata de prácticas innovadoras? ¿Se trata de estar a la moda o de diferentes modos de enseñar y reflexionar sobre la práctica?
La necesidad de una práctica reflexiva
En las últimas décadas, las expresiones profesional reflexivo, el profesor como investigador, se han convertido en lemas característicos a favor de la reforma y mejoras de la enseñanza y la formación del profesorado en todo el mundo.
Estas expresiones suponen una valoración de la práctica docente, en tanto espacio de producción de saberes y el reconocimiento a los profesores como profesionales que tienen teorías y experiencias que pueden contribuir a la constitución de una base sistematizada de conocimientos sobre la enseñanza.
Estos conceptos desarrollados alrededor de la idea de un profesional reflexivo, consideran al docente desempeñando un rol activo en la formulación de sus objetivos y métodos de enseñanza, en contraposición al profesor que administra y ejecuta propuestas técnicas diseñadas desde el exterior de las aulas.
Un iniciador de este movimiento fue John Dewey (1989) quien estableció una importante distinción entre la acción humana reflexiva y la rutinaria. Gran parte de lo que Dewey dijo a comienzos del siglo pasado sobre esta cuestión, estaba dirigido a los docentes y sigue vigente en el siglo XXI. Dewey definía la acción reflexiva como la acción que supone una consideración activa, persistente y cuidadosa de toda creencia o práctica, a la luz de los fundamentos que la sostienen y de las consecuencias a las que conduce.
Stenhouse, L. (1985) en la década del 60, a partir de su participación en la reforma educativa inglesa, define al profesor como investigador con el fin de promover un desarrollo efectivo del curriculum. Señala cuatro características esenciales en estos educadores, a los que denomina profesionales amplios (Stenhouse, 1985, p. 196):
1. El compromiso de poner sistemáticamente en cuestión la enseñanza que ellos mismos imparten
2. El compromiso y la destreza para estudiar el propio modo de enseñar
3. El interés por cuestionar y comprobar la teoría en la práctica
4. Una disposición para permitir que otros profesores observen la propia labor –directamente o a partir por ejemplo de diferentes recursos audiovisuales- y discutir con ellos con confianza, sinceridad y honradez.
Stenhouse afirma que no puede producirse desarrollo del curriculum sin desarrollo del profesor, lo que significa desarrollo de sus capacidades reflexivas. Es necesario entonces, la adopción de los profesores de una “actitud investigadora”, que la define como (Stenhouse, 1985: 209) “una disposición para examinar con sentido crítico y- sistemáticamente la propia actividad práctica”. Distingue además teoría y práctica y sostiene “…en esta situación (se refiere a la actitud investigadora), el profesor se preocupa por comprender mejor su propia aula. En consecuencia, no se enfrenta con los problemas a que da lugar generalizar más allá de la propia experiencia. Dentro de este contexto, la teoría es simplemente una estructuración sistemática de la comprensión de su propia labor.”
Para ello insiste en que en este género de investigación, los profesores deben comunicar sus trabajos, con el fin de desarrollar conceptos y lenguaje teórico. Es en este punto donde reconoce una contribución importante por parte de los investigadores profesionales.
Otro aporte fundamental al movimiento de la acción reflexiva, fue el de Donald Schön (1983) quien distingue entre el profesional identificado con la experticia técnica, que entiende una práctica efectiva como la aplicación del conocimiento a las decisiones instrumentales y el profesional reflexivo como aquel que conoce desde la acción. Considera que todo profesional, conciente o inconcientemente, elabora conocimientos a partir de su práctica cuando enfrenta problemas que debe resolver, cuando evalúa casos específicos, etc. Schön (1983: 72) valoriza la reflexión desde y sobre la acción como forma legítima de conocimiento profesional. Dice: “cuando alguien reflexiona desde la acción se convierte en un investigador del contexto práctico. … No separa el pensamiento del hacer, racionalizando su camino hacia una decisión que más tarde debe convertir en acción. … La reflexión desde la acción puede seguir adelante, aun en situaciones de incertidumbre o de un carácter único porque no está limitada por las dicotomías de la racionalidad técnica“.
Un plan de indagación de las prácticas
Cuando pensamos la innovación como la predisposición a la exploración de nuevas ideas, propuestas y aportes para la solución de situaciones problemáticas de la práctica, está claro que es necesario pensar en términos de plan de trabajo. Se detallará a continuación el diseño de un posible plan, siguiendo algunas de las ideas del ciclo de actividades que formula John Elliott (2000), para el desarrollo de un proyecto de investigación-acción.
1. Identificación y aclaración de la idea principal
2. Reconocimiento y revisión
3. Estructuración del plan general
4. Propuestas de evaluación y registro de documentación
1. Identificación y aclaración de la idea principal
Analizar y especificar qué queremos cambiar.
Según Elliot (2000, p. 91) “… la “idea general” consiste en un enunciado que relaciona una idea con la acción. (…) se refiere a la situación o estado de la cuestión que deseamos cambiar o mejorar”. Considerando esta definición, entendemos que lo primero que se debe explorar es aquello que se quiere cambiar, y el cambio supone que “alguien tiene que hacer algo, que actualmente no lo está haciendo». Ahora bien, cuando se analiza la naturaleza del cambio ésta puede agruparse en dos grandes categorías:
Por modificación: Tareas que nunca se han desarrollado o que necesitan ser modificadas. Por ejemplo: la inclusión de un nuevo método de enseñanza o de un software para un área específica.
Por divergencias: cuando se considera que es insatisfactorio algún desempeño. Por ejemplo: los alumnos no rinden los exámenes finales, los profesores se quejan porque los estudiantes no estudian
En este caso es necesario establecer dos cuestiones fundamentales:
• Que el mal desempeño puede deberse a falta de competencias en el nivel de conocimientos, de procedimientos o de actitudes.
• Que los sujetos involucrados puedan reconocer las divergencias entre sus acciones y las esperadas. Es fundamental que existan ideas compartidas entre los actores involucrados, respecto de aquello que es necesario mejorar.
Por último, en la identificación de la idea principal, es necesario también analizar una serie de elementos contextuales para crear respuestas más ajustadas y específicas, logrando percibir y comprender en profundidad la situación que se quiere mejorar. En este sentido se consideran por lo menos dos niveles: uno referido al contexto interno del aula que supone la interacción docente-alumno-conocimientos y el otro referido al contexto institucional-organizativo.
2. Reconocimiento y revisión
Definir mejoras e identificar problemas.
Definir mejoras e identificar problemas significa describir y explicar los hechos de la situación que se quiere cambiar, describir factores contextuales, identificar el o los problemas que se quieren atender en este momento, para definir la mejora propuesta. En general, cuando nos proponemos analizar en profundidad algunos de los procesos internos que dieron origen a la demanda, descubrimos que no hay un único problema sino que hay una serie de cuestiones que debemos abordar. Para ello se requiere determinar un orden de prioridades
3. Estructuración del plan general
Planificar acciones
Planificar supone introducir mayor racionalidad, articulación y organización a un conjunto de acciones, que tienen el propósito de alcanzar determinadas metas. Pero elaborar un plan no significa simplemente considerar las aspiraciones sino también combinar esas finalidades con las limitaciones materiales, personales e institucionales.
La siguiente herramienta facilita y organiza el diseño del plan:
4. Propuestas de evaluación y registro de documentación
Evaluar.
Evaluar hace referencia a cualquier proceso mediante el cual alguna o varias características de un individuo o grupo de individuos, de programas, de materiales didácticos, se analizan y se valoran en función de ciertos criterios, puntos de referencia o indicadores, para emitir un juicio relevante para la toma de decisiones. Es decir, la evaluación debe producir información que se utiliza para tomar decisiones y señalar rumbos futuros respecto de objetos varios.
Por lo tanto la evaluación no puede aparecer al final del proceso, sino que para que sea verdaderamente efectiva, debe estar presente desde el inicio mismo en la instancia de planificación. Esto significa que antes de iniciar las acciones, se determina cómo se evaluará y se supervisará el proceso de implementación. Para ello es necesario utilizar:
a. Estrategias y técnicas de supervisión que evidencien la buena calidad del curso de acción emprendido
b. Instrumentos que evidencien los efectos derivados de la acción, tanto los buscados como los imprevistos
c. Una serie de herramientas que nos permitan observar qué ocurre desde diversos ángulos o puntos de vista. Es decir, interesar y considerar las opiniones y comentarios del entorno en la observación de los cambios
Debate
La práctica educativa es compleja. Se espera de los docentes que preparen los programas, que seleccionen contenidos actualizados, que propongan actividades de aprendizajes adecuados e innovadores, que planteen preguntas críticas e interesantes, que propongan una variedad de recursos didácticos, que evalúen eficazmente el aprendizaje, que consideren a cada estudiante y al grupo en su conjunto, entre múltiples cuestiones. Muchas veces la participación del docente a la hora de pensar cambios pedagógicos, se limita a la implementación de lo que teóricos y expertos han desarrollado, y sólo se les pide que sean ejecutores de las acciones elaboradas por otros.
La corriente que desarrolla las ideas del docente como profesional reflexivo y como investigador de sus propias acciones, reconoce, que ningún cambio educativo es posible si no se cuenta con profesores en diálogo e interacción entre sus prácticas y las teorías, como los sistemas de creencias que van produciendo a partir de ellas. Una de las claves básicas del desarrollo efectivo de cualquier diseño curricular está en un docente activo y comprometido con las acciones de transformación.
Bibliografía
Contreras Domingo, J. (1994) Enseñanza, curriculum y profesorado. Akal Universitaria. Madrid
Dewey, J. (1989) Cómo pensamos. Cognición y desarrollo humano, Paidós. Barcelona.
Elliot, J. (2000). El cambio educativo desde la investigaciónacción. Morata. Madrid
Liston, D. y Zeichner, K.M. (1993) La formación del profesorado y las condiciones sociales de la enseñanza. Morata. Madrid Perkins, D. (1992) La escuela inteligente. Gedisa Editorial. Barcelona
Perrenoud, P. (2004) Diez nuevas competencias para enseñar. Editorial Graó. Barcelona
Schön, D. (1998) El profesional reflexivo. Paidós. Barcelona
Stenhouse, L. (1985) Investigación y desarrollo del curriculum. Morata. Madrid.
Wilson D. (1999) Indagación organizacional: apoyo a las escuelas y al desarrollo individual – en Cerrando la brecha: Primer encuentro de tutores latinoamericanos en línea – Escuela de Graduados de Educación de la Universidad de Harvard – Proyecto Cero - julio 2002 – Miami.
El docente reflexivo: Clave para la
innovación fue publicado de la página 20 a página22 en Reflexión Académica en Diseño y Comunicación Nº VII
* http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_libro=122&id_articulo=806
* http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_libro=122&id_articulo=806
10 cualidades de un maestro que deja huella
10 cualidades de un maestro que deja huella*

En México, los docentes trabajan por enseñar a sus alumnos una formación integral que les permita ser mejores personas. Esta lista señala algunas de las características que, inevitablemente, posee un gran maestro.
Actualmente se vive una época en la que la falta de vocaciones ha
orillado a muchos jóvenes a encontrar un trabajo, el que sea que resulte
menos complicado, sin importar los objetivos profesionales. Por si
fuera poco, la situación que se vive ha creado una mala percepción sobre
los maestros mexicanos y la gran labor que realizan día a día.
Frente a esta situación, es importante destacar a aquellos maestros
entregados a sus estudiantes. Valores como la vocación, el tener una
importante experiencia de vida pluridisciplinar, o el haberse esforzado
en el trabajo diario durante la carrera para tener un buen expediente
académico, deben ser reconocidos.
En este día del maestro, hemos decidido enlistar algunas de las
características que encontramos en los profesores que dejan una huella
imborrable en sus alumnos:
1. Cordialidad y cercanía
El maestro tiene que conseguir con su trato, que los niños no tengan
miedo a preguntarle y pedirle consejo cuando sea necesario. Si
descontamos las horas de sueño, en algunos casos, el niño pasa más
tiempo con el maestro que con sus padres, y a veces de forma mucho más
intensa y comunicativa. Dejando aparte la relación de
enseñanza-aprendizaje, es fundamental “romper el hielo” en la necesaria
relación humana que se va a establecer.
2. Entereza y autoridad
El respeto que va a ser necesario en la educación global de los
niños, tiene que mantenerse siempre como referente por parte del
docente, y aunque éste habrá de ser mutuo, será el maestro,
especialmente en los primeros cursos, quién tendrá que establecer los
límites en el aula; y, para ello tendrá que saber mantenerse firme
cuando sea necesario y cuando la distinción de su rol corra peligro, por
supuesto, siempre lejos de cualquier signo de violencia.
3. Paciencia
El maestro ha de ser paciente. Una de las bases de la educación
actual es que no hay dos niños iguales. Sus ritmos de trabajo, sus
comportamientos en clase y todos los factores externos que puedan
afectar a su aprendizaje, provocan lógicos desfases en las necesidades
temporales de aprendizaje de cada uno. Unos necesitarán más tiempo y
otros menos para hacer las tareas y comprender lo visto en clase.
Al igual que debería ocurrir, por ejemplo, con los médicos, y aunque
por motivos distintos, los maestros no hacen un trabajo rutinario que
puedan desarrollar fríamente, sin humanidad y sin pasión, ni siquiera
basta con que el entusiasmo se sienta por dentro, porque es algo que
tienen que transmitir. Los alumnos, en este caso, deben de ser
conscientes en todo momento de que se les está tomando en serio y de que
el maestro no está, simplemente, cumpliendo un horario y deseando
terminar su “trabajo” para irse pronto a casa.
Son muchas las tareas y exámenes que tendrá que corregir, y por su
lógica cualidad humana, en ocasiones se producirán errores que habrá de
subsanar con humildad y rapidez. Es un valor muy importante que ha de
transmitir a sus alumnos también en su actitud cotidiana ante ellos.
El maestro debe tener lo que coloquialmente se llama, “don de
palabra”. No hay que olvidar que en el proceso comunicativo que se
establecerá cada día en el aula, él desempeñará la mayor parte de las
veces el papel de “emisor”. Pero también será a menudo “receptor” y
recibirá constantes respuestas que, sobre todo en los primeros cursos de
los niños, no siempre estarán claras, a veces incluso serán
tremendamente confusas, y él las debe saber interpretar en la medida de
lo posible para poderles corregir positivamente. Igualmente, las
reuniones y participaciones en los equipos docentes del colegio, donde
tendrá que participar activamente, serán otro “campo de batalla” donde
tendrá que mostrar una adecuada fluidez verbal.
El maestro se va a encontrar a menudo con situaciones en las que, con
los recursos establecidos o habituales, no será capaz de encontrar
soluciones rápidas o eficaces. Es aquí donde su creatividad e
imaginación va a ser importante para “sacarse de la manga” propuestas de
solución viables. Esta creatividad también le resultará muy útil a la
hora de hacer planteamientos didácticos novedosos o interesantes.
8. Buena preparación y disposición a la formación continua
A lo largo de sus estudios de magisterio, habrá adquirido muchos de
esos conocimientos, tanto prácticos como teóricos, pero estos no siempre
serán suficientes. Además de una lógica y continua labor de
recordatorio para mantener frescos sus conocimientos, el maestro deberá
tener una adecuada predisposición a continuar formándose, prácticamente
de forma ininterrumpida.
9. Capacidad de organización y planificación
El maestro va a tener que pasar de una materia a otra varias veces a lo largo de una jornada, y lo tiene que hacer de forma organizada. No sólo respecto al horario, que es algo bastante fácil de llevar y asimilar por los niños, sino de las adecuadas transiciones, y a veces relaciones, entre contenidos.
10. Capacidad de evaluación
La evaluación no tiene que pecar ni de ser muy rígida ni muy blanda; ha de ser eficaz. El niño ha de saber cuándo lo ha hecho mal, pero hay que saberle motivar para buscar su mejoría, y no frustrarle en exceso mientras haya margen de corrección.
A todos esos maestros que se entregan incansablemente a su labor, muchas gracias. Y tu, ¿recuerdas el nombre de algún maestro que te haya marcado?¿Qué otra cualidad incluirías en esta lista?
Publicado el 15 de mayo de 2015.
* http://ediciones-sm.com.mx/?q=blog-10-cualidades-de-un-maestro-que-deja-huella
El docente asombroso | Adriana Araque Bermúdez
En este video, Adriana Bermúdez
plantea que nuestros estudiantes han perdido la capacidad de asombro: “ya nada los asombra”. La responsabilidad
del docente es tener las estrategias
para planificar clases autónomas y colaborativas en donde realmente “les pase algo
a los estudiantes”. Para generar procesos de aprendizaje debemos mirar “quién es el que aprende y quien
necesita aprender”; como docentes somos responsables de asombrarlos a partir de toda la creatividad
que involucremos en el aula. Propone que
un profesor que asombra, se identifica con
“cinco i”: impacta, inventa, innova,
inspira e investiga.
https://www.youtube.com/watch?v=A-nw5eDP3DE
¿Por qué los niños se aburren en la escuela?
Nuestro futuro está lleno de nuevos retos que requerirán de
nuevas soluciones. Lo bueno de la educación está en la experiencia, en el
momento, en la alegría de descubrir algo, en la satisfacción de tener una
pregunta y poder buscar una respuesta y no necesariamente en la propia
respuesta. No aprendemos repitiendo de memoria, sino que haciendo cuando nos
emocionamos; por eso hay que transformar la escuela: necesitamos un sistema educativo
que mediante el aprendizaje social y emocional fomente la educación personalizada,
que potencie el desarrollo de cada individuo estimulando su creatividad,
pasión, energía y talento.-
https://www.youtube.com/watch?v=e7AczfzllJ8
TIPS para ser un mejor profesor
“Dicta clase como si los que estuvieran ahí sentados fueran tus hijos, ¡disfrútalo!”
Se invita al docente a seguir estudiando, investigando y a no adoptar
siempre un mismo texto: “no somos el centro de todo, ahora el centro de la
clase son nuestros alumnos. “Actualmente la juventud quiere cosas dinámicas,
El manejo de la
clase es muy importante desde su introducción “nunca empezar de una vez con el tema, hay que
contagiarlos con un pregunta, un video , un planteo, etc., luego la teoría a
con la teoría y no olvides siempre de hacer un cierre: no dejar las clases cortadas
tratando de hacer un cierre”. No hay mejor ámbito que el laboratorio, la
práctica la tenemos que aplicar a todos
las asignaturas sea español, sociales, físicas, matemáticas, química: “aprendemos
por experiencias “
Para la calificación, no evaluemos resultados o la perfección, recordemos
que son estudiantes; ellos van avanzando
y debemos reconocer sus progresos y si el estudiante no es el más brillante en
tu área, pero va mejorando, se debe tener eso en cuenta porque “los progresos
son los que evalúan al verdadero concepto”.
https://www.youtube.com/watch?v=QW1zbM-kHQU
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