La evaluación es una práctica muy compleja en la que están
involucrados muchos actores. Tiene un impacto social y emocional que influye en los aprendizajes, por ello se requiere
mirarla desde múltiples perspectivas. La evaluación formativa pretende contribuir a la mejora de los aprendizajes:
en la evaluación formativa pensamos en qué información necesita recibir un estudiante
para poder saber qué es lo que está haciendo, como lo está haciendo, a dónde
tiene que llegar o qué estándares tiene que alcanzar y cómo va a hacer para
lograrlo. Su contribución va más allá de la escuela, son
aprendizajes que los estudiantes adquieren en el marco de la escuela pero que
les van a servir para enfrentar situaciones en su vida, en su campo profesional,
en su campo laboral y en su vida cotidiana porque se trata de que se conozcan
como aprendices.
La retroalimentación tiene que impactar sobre la tarea ayudándolo a
que mejore sus aprendizajes y sobre las
cuestiones funcionales de su autoestima.
No debemos olvidar que la comunicación importa no sólo por el contenido
sino también por la forma de su transmición, entonces muchas veces impacta negativamente el
feedback no por el contenido sino por el modo en que el docente utiliza el
sentido de oportunidad, en qué momento se lo dice, en qué situación se lo dice
y en qué contexto.
El alumno no necesariamente recibe información de un trabajo pasado y la
usa en un trabajo futuro, eso significa, que necesitamos dar una devolución que implique
su utilización en futuras tareas.
https://www.youtube.com/watch?v=rK-cjxHnKN8
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